San Francisco de Asís repara la Iglesia |
"Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Hoy me gustaría hacer una breve referencia
a una ulterior imagen que nos ayuda a ilustrar el misterio de la Iglesia : la del templo
(cf. Conc. ECUM. Vaticano II Constitución dogmática Lumen gentium, 6).
¿Qué nos hace pensar la palabra templo?
Nos hace pensar en un edificio, en una construcción. De manera particular, en
la mente de muchos recuerda la historia del Pueblo de Israel narrada en el
Antiguo Testamento. En Jerusalén, el gran Templo de Salomón era el lugar del
encuentro con Dios en la oración; en el interior del Templo estaba el Arca de la Alianza , signo de la
presencia de Dios entre la gente; y en el Arca se guardaban las Tablas de la Ley , el maná y la vara de
Aarón: un recordatorio de que Dios siempre había estado en la historia de su
pueblo, que lo había acompañado en el camino, que había guiado sus pasos. Y
el templo recuerda esta historia. También nosotros, cuando vamos al templo,
debemos recordar esta historia, mi historia: cada uno de nosotros,
nuestra historia, como Jesús me encontró, como Jesús anduvo conmigo, como Jesús
me ama y me bendice.
Así pues,
lo que estaba prefigurado en el antiguo Templo, lo realiza el poder del
Espíritu Santo, en la Iglesia : la Iglesia es la “casa de Dios”, el lugar de su
presencia, donde podemos recibir y encontrar al Señor; la Iglesia es el templo en el
que habita el Espíritu Santo que la anima, la guía y la sostiene. Si nos
preguntamos, ¿dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde podemos entrar en comunión
con Él por medio de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo
para que ilumine nuestras vidas? La respuesta es: en el pueblo de Dios, en
medio de nosotros, que somos Iglesia. Entre nosotros, dentro del pueblo de Dios
y de la Iglesia ,
allí encontraremos a Jesús, al Espíritu Santo, encontraremos al Padre.
El antiguo templo fue construido por las
manos de hombres: se quería “dar una casa” a Dios, para tener un signo visible
de su presencia en medio del pueblo. Con la encarnación del Hijo de Dios, se
cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7,1-29): no es el rey, no
somos nosotros “en darle una casa a Dios”, sino que es el mismo Dios que
“construye su casa” para venir a habitar en medio de nosotros, como escribe San
Juan en su Evangelio (cf. 1:14).
Cristo es
el templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su “casa espiritual”, la Iglesia , hecha no con piedras materiales, sino
con “piedras vivas” que somos nosotros. El apóstol Pablo dice a los cristianos
de Éfeso: “Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son
los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En él,
-en Jesús- todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un
templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados al edificio,
para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu,” dice Pablo (Efesios
2:20-22). ¡Qué hermosa cosa! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de
Dios, profundamente unidas a Cristo, que es la roca de apoyo, y el apoyo entre
nosotros, ¿no? Y qué significa esto? Que el Templo somos nosotros, la Iglesia , pero nosotros,
vivos, nosotros somos Iglesia, somos el Templo vivo, y cuando estamos juntos
está el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como Iglesia. No estamos
aislados, somos el pueblo de Dios, y ésta es la Iglesia : Pueblo de Dios.
Y es el Espíritu Santo con sus dones, que
diseña la variedad: esto es importante. ¿Qué hace el Espíritu Santo entre
nosotros? Diseña la variedad, la variedad que es la riqueza de la Iglesia y une todo y a
todos, a fin de constituir un templo espiritual, donde no ofrecemos sacrificios
materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 Pt 2:4-5). La Iglesia no es una trama de
cosas e intereses, sino que es el templo del Espíritu Santo, el Templo donde
Dios obra, el Templo en el que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es
piedra viva. Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia :
¡Nadie es
inútil en la Iglesia !
Y si alguien, por casualidad, dice, cualquiera de ustedes: “ve a casa, tú eres
un inútil”, ¡eso no es verdad! ¡Nadie es inútil en la Iglesia : todos somos
necesarios para construir este templo! Nadie es secundario: “Ah, yo soy el más
importante en la Iglesia !”:
¡no! ¡Todos somos iguales ante los ojos de Dios, todos, todos! Pero alguno de
ustedes puede decir: “Pero, mire, señor Papa, usted no es igual a nosotros”.
Sí, soy
como uno de ustedes, todos somos iguales, todos somos hermanos! Nadie es anónimo: todos formamos parte y
construimos la Iglesia.
Pero esto nos invita también a reflexionar sobre el hecho de
que si falta el ladrillo de nuestra vida cristiana, le falta algo a la belleza
de la Iglesia. Y ,
si algunos dicen, “Ah, yo con la
Iglesia , no, yo no tengo nada que ver.”¡Pero entonces faltará
el ladrillo de tu vida, en este hermoso templo! Nadie puede salir, ¿eh? ¡Todos
tenemos que llevar a la
Iglesia nuestra vida, nuestro corazón, nuestro amor, nuestro
pensamiento, nuestro trabajo… Todos juntos!
Me
gustaría que nos preguntáramos: ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas, o somos, por así
decirlo, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? Han visto ustedes que feo
es un cristiano cansado, triste, indiferente. ¡Es feo! Un cristiano así no va.
El cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano, debe vivir esta belleza de
hacer el Pueblo de Dios que es la
Iglesia. ¿Nos abrimos al Espíritu Santo para ser parte activa
en nuestras comunidades, o nos cerramos en nosotros mismos, diciendo: “Tengo
muchas cosas que hacer, no es mi tarea hacer esto o aquello? ¡No nos cerremos
en nosotros mismos!
Que el
Señor nos conceda su gracia, su fuerza, para que podamos estar profundamente
unidos a Cristo, piedra angular, el pilar, piedra de apoyo de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia. Oremos
para que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de su Iglesia".
(Papa Francisco)
QUÉ MARAVILLA SENTIRSE ACOGIDO COMO ERES, TAL Y COMO ERES POR DIOS MISMO Y SABER QUE CON ESO QUE TIENES VA HACER COSAS IMPORTANTES EN SU IGLESIA, TODOS TENEMOS ESA MISIÓN ÚNICA E IRREPETIBLE! GRACIAS PAPA FRANCISCO POR RECORDÁRNOSLO, Y GRACIAS HERMANAS POR DIFUNDIRLO!!!
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